Los edificios sin protección sísmica son como los vehículos sin bolsas de aire ni frenos ABS
- Enrique de León B.
- 29 may 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 2 feb

No tengo duda de que cuando aparecieron los primeros vehículos con bolsas de aire y frenos ABS, todos pensaban que dicho equipamiento era un lujo en vez de requisito mínimo de seguridad. Con el paso del tiempo el acceso a esa tecnología se facilitó, y hoy en día se han vuelto requisitos mínimos de seguridad, sobre los cuales aparecen más propuestas tecnológicas que pretenden reducir la mortalidad tras el volante. Los edificios que se construyen a partir de la filosofía vigente de diseño sísmico son como los vehículos sin bolsas de aire ni frenos ABS.
La filosofía de diseño sísmico en la que se fundamentan las normas de prácticamente todos los países en el mundo, me parece una genialidad para la época en la que se planteó. Esa posibilidad de proyectar edificios a un costo accesible, al mismo tiempo de garantizar el “no colapso” de una estructura que se diseña con aceleraciones considerablemente menores a las esperadas en un terremoto importante (suena raro, pero así es), apostando a que el edificio resistirá a la contradicción anterior mediante un buen desempeño de los materiales en el rango plástico, es una cosa maravillosa. No obstante, la incursión del edificio en el rango plástico tiene una traducción sencilla: daño.
Los edificios están hechos para dañarse “controladamente”. La filosofía de diseño sísmico pretende garantizar que: un edificio permanecerá estructuralmente intacto por los sismos que ocurren recurrentemente (de poca intensidad), podrá presentar un poco de daño por sismos que ocurren con poca frecuencia, y “no deberán colapsar” por sismos que se presentan en muy raras ocasiones, es decir, por los eventos extremos. En ningún lugar se dice que los edificios están hechos para resistir sismos fuertes y moderados sin daño… con excepción de algunos productos comerciales o algunos profesionales que no saben nada de lo que hablan.
Las afirmaciones anteriores tienen dos objetos, la primera es destacar la importancia del cumplimiento estricto de las normativas sísmicas, y la segunda plantear un cambio de época que ya estamos viviendo en el mundo en materia de construcción sismorresistente. Sombre el primer punto no profundizo en este artículo, y solo traigo a la memoria lo que he planteado en artículos anteriores. Las normas sísmicas con requisitos mínimos, no son un lujo, y por lo tanto es responsabilidad ética y social su cumplimiento de forma muy estricta.

Sobre el segundo punto, los Sistemas de Protección Sísmica son la respuesta. El equipamiento con dispositivos que mejoran la respuesta del edificio ya han sido probados con mucho éxito en terremotos recientes. Incluso, los costos de edificios equipados con sistemas de protección sísmica ya empiezan a ser competitivos contra sistemas tradicionales. No tengo la menor duda de que estamos a punto de vivir un estallido de empresas dispuestas a ofrecer su suministro, y con ello, no existe razón por la cual no colocarlos.
En conclusión, los sistemas de protección sísmica (aislamiento, amortiguamiento y disipación de energía) son, como lo fueron en su momento las bolsas de aire y los frenos ABS, la tecnología que permitirá que los terremotos dejen de ser los fenómenos naturales que causan más muertes, como lo han sido en los últimos 10 años en el mundo.

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